viernes, 25 de abril de 2008

El torturado 2ª parte

- ¡¡¡¡¡Este tío no es!!!!!

- Ya os dije que este mierda no debía de ser.

- Coño! pues todo coincidía. ¡¡Mecagüen la puta!!

- Tranquilos joder. Nadie sabe que lo tenemos nosotros. Le pegamos un tiro y a tomar por el culo. Al que teníamos que mantener con vida era a TRK. Y si este no es...

- De todas formas este tipo no creo que tenga cojones de decir nada. Anda recoge el hielo.

- Nunca había funcionado tan bien lo del hielo. ¡Vaya nenaza!

- Chicos,... este tío no respira ¿...?

- Más facil nos lo pone. Levadlo al trasnsportador. Lo dejaremos en casa del limpiador.

- Nunca mejor dicho. Está asqueroso. LLeno de pota, mierda y pis.

- Límpiale el culito. Ja, ja, ja

- ¡Ríete, gilipollas! Todavía tenemos que localizar al verdadero TRK. Y ¿Cuales son los datos correctos? Ahora si que estamos jodidos.

- ¿Quién coño preparó el informe?

- ...

continuará...

El torturado 1ª Parte

No tenia ni idea de quienes eran esos tipos, ni de que querían, ni donde estaba. Hacía horas que lo arrastraban de un lado a otro. Llevaba los pies encadenados, las manos sujetas con una abrazadera de plástico que se le clavaba en la carne, y un saco grueso en la cabeza, que además de no dejarle ver le impedía respirar con naturalidad. Olía horriblemente mal. Olía a orina y a heces con tal intensidad que no pudo evitar vomitar en varias ocasiones. Como el saco le mantenía el vomito cerca, este se sumaba con el olor del exterior creándose una atmósfera irrespirable.
Oyó como abrían un portón metálico, e inmediatamente después le empujaban fuertemente a lo que debía de ser el interior de una habitación fría y húmeda. Le golpearon varias veces con los pies y con algún palo. Lo levantaron del suelo bruscamente y lo sentaron en una silla. Lo ataron fuertemente a ella y le empezaron a preguntar. Primero preguntas sin importancia "Cómo te llamas?" "De que color es tu pelo?" "Tienes mujer e hijos?". Después preguntas sobre temas de los que querían conocer algo en concreto. "Qué es el HG-24?" "A qué se refieren con el suspiro de transmigración?". Él no sabia muy bien que es lo que querían. No sabia nada que les pudiese interesar! No entendía estas preguntas!!
Se canso de decirles que no sabia nada. Que se habían equivocado de hombre. Sus captores, cabreados, le abofetearon. Le plantearon que después de unos cuantos cortes tal vez cambiase de parecer. Y si no, lo dejarían desangrarse, poco a poco. Y si por un milagro consiguiese sobrevivir, las marcas le acompañarían de por vida por todo el cuerpo convirtiéndolo en un monstruo.
Nuestro hombre lloraba con tal desconsuelo que hasta las ratas se apiadaron de su persona. Entonces noto el frió filo de un arma blanca recorrer su pecho. Sintió la humedad de su sangre manar de la herida. "Oh! Dios mio. No! Por favor, dejadme marchar." Otro corte recorrió su muslo, y su brazo. Mientras, le preguntaban. Atemorizado hasta tal punto no pudo evitar orinarse y defecarse encima. Realizaron otro corte en el cuello. Él grito al cielo con un sonido desgarrador que no parecía surgido de una garganta humana. Inmediatamente después perdió el conocimiento.

continuará,...

lunes, 14 de abril de 2008

Sálvese quien pueda??

David sabía que esto no podía durar, pero aunque fuesen unos pocos días de vida habría merecido la pena. Sus habilidades les servían a sus captores, por eso lo mantenían en un estado de privilegio. Mientras, en las estancias de al lado, podía oír como sus compañeros eran torturados hasta la muerte. Podía imaginar como sus actos podían estar favoreciendo la caída de sus propios amigos en el exterior. Pero él no lo podía aguantar. Tenía que sobrevivir a costa de lo que fuese. Aunque supusiese tan sólo unos pocos minutos más.

Pedro poseía unos conocimientos útiles para sus enemigos. Estos le ofrecieron unas condiciones impensables para cualquier prisionero. Aceptó, con la única idea de retrasarlos como fuese. No pensaba en ser un héroe. Únicamente recordaba esas celdas húmedas donde estaban todos hacinados, convertidos en amasijos putrefactos de carne humana. No podía dejarlos así. Tenía que aguantar para luchar. Aunque tan sólo fuese unos pocos minutos más.